Nutrición•Jorge Miñarro•4 de abril de 2024
El estrés promueve una serie de cambios hormonales en el organismo que lo prepara para una situación de lucha y cambios físicos notables como un aumento de la presión sanguínea, un aumento de la concentración, una disminución de la capacidad de dormir largo y tendido entre otras.
¿QUÉ ES EL ESTRÉS?
El estrés, o, mejor dicho, gracias al estrés, el humano está donde se encuentra a día de hoy. Es una herramienta útil y clave para la supervivencia de nuestra raza. El problema es la sociedad, las múltiples responsabilidades y la cultura que se ha desarrollado alrededor de este sistema en el que todos nos encontramos sumergidos, en mayor o menor medida, tenemos la necesidad impuesta de querer realizar de todo, abarcar mucho, realizamos más tareas de las que podemos llevar a cabo, dedicamos menos tiempo a cosas importantes y más a cosas superfluas.
No vivimos con atención a los pequeños detalles y nos empleamos a fondo en aquellos que nos sirven verdaderamente poco o nada para lo que de verdad importa: vivir en paz y armonía con nosotros mismos y entre nosotros y con nuestro entorno.
EFECTOS EN LA SALUD CAUSADOS POR EL ESTRÉS
El poder del estrés es tan magno que es tan necesario para la supervivencia como para destruirnos a medio-largo plazo si no sabemos controlarlo.
El estrés descontrolado nos lleva a acumular más estrés, pero no al estrés de agotamiento físico-mental, sino estrés a nivel celular, a nivel tejidos, estrés oxidativo, ese estrés deteriorante como agente de desgaste de salud y neogénesis de innumerables patologías a corto y largo plazo, como se detalla a continuación:
Estrés a corto plazo:
- Presión arterial alta
- Insuficiencia cardíaca.
- Diabetes.
- Obesidad.
- Depresión o ansiedad.
- Problemas de la piel, como acné o eczema.
- Problemas menstruales.
- Pérdida o aumento de peso.
- Diarrea o estreñimiento.
- Mala memoria.
- Dolores y achaques frecuentes.
- Dolores de cabeza.
- Falta de energía o concentración.
- Problemas sexuales (falta de excitación o impotencia).
- Cansancio.
- Problemas para dormir o dormir demasiado.
EL CORTISOL
En respuesta al estrés, el organismo produce una hormona antiestrés denominada cortisol, esta trata de regular y devolver al organismo a su homeostasis. Cuando el estrés es reiterativo o no se ha restablecido el equilibrio, se liberan una serie de hormonas controladoras de múltiples factores que intervienen desde el sueño, tu manera de pensar hasta incluso en cómo te ves en el espejo.
La ciencia ha demostrado cientos de veces como el cortisol, una hormona que irónicamente, nos prepara para la normalidad produciendo unos efectos a corto-medio plazo para disminuir y lidiar con el estrés pero que, sin embargo, para la salud puede crear estragos.
El cortisol liberado interviene en el correcto funcionamiento del glucagón e insulina, por lo que cuando éste es alto, se movilizan menos los depósitos de grasa, restringiendo el uso de la energía para las funciones “antiestrés” generando o favoreciendo el acúmulo o mantenimiento de tejido adiposo.
Por otro lado, el cortisol, en niveles altos de forma continua, de la misma manera en que no moviliza las grasas, sí que activa procesos musculares para mantener el tejido activo y preparado para la ”lucha o huida”, ocasionando, de este modo, el desgaste sostenido y, finalmente, la destrucción de fibras musculares de manera continua y “vendiendo” tejido muscular en busca de alcanzar el equilibrio.
Estas dos razones, muy resumidamente, justifican a aquellas personas que aseguran que:
- ¡Cuando estoy estresado pierdo peso! (Normal, estás acabando con el tejido muscular que tenías y eso se refleja en la báscula).
- Cuando estoy estresado noto que engordo (Obvio, estás contribuyendo a mantener las grasas, las rutas metábolicas normales no funcionan como deberían).
INDIVIDUALIZACIÓN
En definitiva, dependiendo sustancialmente entre un individuo y otro, las diferencias de cómo se manifiesta el estrés, cómo se canaliza y cómo actúa el cortisol en sus organismos puede variar enormemente biológicamente hablando. Si llevas tiempo obcecado, atascado o con pocos avances en tu progreso No te culpes; identifica tus objetos estresores y lucha por cambiarlo. A veces, los detalles más pequeños son los que producen respuestas más grandes.
ACTIVIDADES ASOCIADAS A LA REDUCCIÓN DE ESTRÉS
Desde Lion Mode te aconsejamos prácticas eficaces para reducir el estrés que a nosotros mismos nos han servido:
- Calendario: crea tu propio organigrama, aunque no sepas hacer líneas rectas o pintar con más de 2 colores distintos: hazlo. Organízate y cumple tus objetivos diarios, luego los semanales y luego mensuales. Piensa con vista a futuro y no te olvides del libre albedrío neuronal.
Avisos: me sé de gente que tiene su propio aviso para recordarle ir al baño, si no lo hace, lo pospone o lo deja para otro momento y, por prevención de salud, ha de hacerlo diariamente. Crea tus alarmas, avisos y recordatorios de manera sistemática y razonada para no tener que posponer el aviso o silenciar el móvil cada vez que te suene.
Deporte: a veces no es necesario que hagas lo que los gurús de gimnasio hacen, tan solo con salir a andar, caminar con un amigo, o contigo mismo escuchando tu playlist favorita es necesario y ayuda (muchísimo) a disminuir el estrés.
Haz el trabajo bien hecho: muchas veces nos cuesta trabajar o terminar tareas bien hechas, cuando tan solo, algunas veces, la diferencia entre hacerlo normal o genial radica en dedicar 3-5 minutos de más al mismo proceso. Pero así te aseguras no tener que pensar de más en casa, o llevarte los problemas a la cama.
Proponte desconexión como premio a largo plazo: un viaje con unos amigos, una actividad o hobbie programada, oblígate a hacerlo, a veces no apetece, pero cuando llegas a casa y dejas las llaves en el mueble, te sientes mejor de cómo te fuiste y con más ganas de vivir.