Nutrición•Jorge Miñarro•11 de mayo de 2022
EL RITMO CIRCADIANO
Para entender el ayuno, primero debemos conocer qué es el ritmo circadiano. Y sí, suena más complejo de lo que es:
Cuando nos levantamos, cuando nos acostamos, cuando comemos, cuando tenemos hambre o incluso como nos podemos encontrar anímicamente se controla a través de un complejo sistema denominado ritmo circadiano. Es un orden basal que todos configuramos a lo largo de nuestra vida, enseñando a nuestro cuerpo lo que él considerará normal “realizar” en nuestra vida. Dicho en otras palabras, el ritmo circadiano es el responsable del “siempre me da hambre a la misma hora” o “últimamente me despierto siempre a la misma hora”, achacándoselo al maldito reloj biológico, o bendito si no te han despedido por llegar tarde al curro.
¿QUE TIENE QUE VER EL RITMO CIRCADIANO CON EL AYUNO?
Sencillo. El ritmo circadiano hace que nos afecte al sueño el uso de pantallas o dispositivos electrónicos antes de dormir ya que el cuerpo asocia los destellos lumínicos con el comienzo solar y a nuestro despertar mañanero. De la misma manera, el ritmo circadiano nos permite nutrirnos en el momento adecuado y sentar como una comida basura en el momento inadecuado, utilizándose como producto de reserva (grasa) en vez de combustible.
Como se ha mencionado, si la sensación de hambre está relacionada con el ritmo circadiano, también lo estará la digestión. De esta manera, algunas enzimas aparecerán en mayor concentración si estamos dentro de nuestra ventana alimentaria que “nuestro” organismo considera como normal. Por lo contrario, la ingesta se puede entender como controlador del ritmo circadiano.
Es por ello que los cambios, el estrés, los desajustes poco sostenidos en el tiempo hacen estragos en nuestro ritmo circadiano provocando errores orgánicos que pueden derivar enfermedades y, ser unos viejitos muy viejitos antes de la cuenta y con sobrepeso.
Entonces, si sabemos que es el ayuno, sabremos entender que cuando comemos, se produce una glucemia que sucede al comer, y esta glucemia es atendida por diferentes hormonas como el glucagón y, sobre todo, la insulina. Siendo la insulina la encargada de movilizar el azúcar contenido en sangre, se producen picos normales llamados, evidentemente, picos de insulina.
CÓMO APROVECHAR ESTO PARA EL DESARROLLO MUSCULAR
Tranquilo, ahora todo este preámbulo tiene un culmen. ¿Qué pasa si hacemos coincidir la disminución de picos de insulina y la hormona del crecimiento generada durante los periodos de intenso o progresivo entrenamiento? Magia.
En la normodieta, al comer normalmente y alimentarnos continuamente mantendremos los niveles constantes y a los picos de insulina normalizados, produciéndose una normal oxidación de grasa limitada, y dado que los depósitos no son utilizados, estos crecerán (te pones gordo). Cuando la hormona del crecimiento se eleva, se produce una mayor movilización de ácidos grasos y nuestro cuerpo usará la grasa como combustible de forma más fácil y de mejor elección a la vez que aumentamos la masa magra (te pones fuerte). Entonces, el ayuno, durante etapas de entrenamiento donde la liberación de la hormona del crecimiento, el descanso reparador y la movilización de grasas como liberador de energía almacenada nos hará perder grasa a la vez que construimos músculo, obteniendo un resultado prometedor si se usa con cabeza y debidamente planeado.